Uno de los principales síntomas de la contaminación son los basurales a cielo abierto. lugares donde se acumulan y depositan los desechos sólidos de forma indiscriminada, sin ningún tipo de control ni tratamiento adecuado. Estos basurales surgen como resultado de la falta de infraestructura y el colapso de los sistemas de recolección de residuos a causa del crecimiento acelerado de población en las ciudades. y gestión adecuada de los residuos sólidos en muchas áreas, especialmente en regiones urbanas en desarrollo o con recursos limitados.
Las gestiones locales, ante esta crisis de residuos, buscan la manera de solucionarlo rápidamente para que el problema no sea más urgente. Esto es el famoso “ocultarlo bajo la alfombra” ya que juntar todos los residuos en un solo una solución que saca al problema de la agenda y no indaga en soluciones a largo plazo.
Quitando el hecho que no tiene nada de bello un descampado con la basura de quien sabe cuantas personas, las consecuencias son casi inmediatas.
El impacto ambiental que hacen los líquidos percolados de los desechos al filtrarse en el suelo es difícil de reparar. Los pozos de agua subterránea pueden contaminarse fácilmente si estos residuos permanecen mucho tiempo a la deriva, lo que puede devenir en enfermedades que amenazan con la salud de los vecinos. Y eso no es todo, estos basurales también son focos de otras enfermedades, ya que son nidos perfectos de ratas, moscas y mosquitos, así como también de bacterias y otros organismos patógenos que terminan afectando a la población con problemas respiratorios, infecciones y/o enfermedades gastrointestinales. Y eso no es todo, ya que la constante contaminación del aire y del olor puede contribuir a esta crisis sanitaria que afecta a los vecinos, muchas veces marginalizados por la presencia de estos basurales.
En las sierras de Córdoba los basurales a cielo abierto han sido uno de los factores contribuyentes a los grandes incendios. Muchas veces son intencionales y el daño es muy difícil de revertir.
Según el medio AnRed, el año pasado se han perdido 4800 hectáreas solo en las Sierras Chicas por culpa del basural de Huerta Grande, que aloja restos de poda. Aparte de la gran pérdida de la vida silvestre, la contaminación del aire también es de la misma cantidad. Lo más impresionante de todo es que, por la ley de residuos sólidos urbanos n.° 9.088, los basurales a cielo abierto están prohibidos en la provincia de Córdoba desde hace más de 20 años. Sin embargo, todavía persisten.
En la ciudad de Río Cuarto, los vecinos del barrio Oncativo sufren este problema casi todos los días. Basura a montón, desechos orgánicos y hasta cadáveres de perros son algunas de las cosas que proliferan en este basural.
Empieza con alguna basurita que cae en un descampado, a algún vecino que empieza a dejar la bolsa ocasional y a otro que deja todo lo que no entra en los contenedores municipales. Así hasta convertirse en una avalancha de acciones que terminan de crear un basural a cielo abierto del que nadie se hace cargo. Por eso, si bien este basural no es del todo municipal, a día de hoy todavía no lo han solucionado. Y también es muy difícil, porque estos tipos de lugares muchas veces se vuelven también una fuente de trabajo para los recolectores urbanos independientes que buscan “hacerse el mango” con cualquier objeto que encuentren que se venda por peso bulto en algún centro de chatarra.
La gestión municipal se tiene que tomar al problema de la basura en serio y realizar entierros o reutilización de residuos controlada y sanitariamente. Hoy por hoy, por suerte, la municipalidad está empezando a avanzar en eso con su Comisión de Economía Circular, a cargo de la Secretaría de Desarrollo Económico, Comercial e Industrial del Gobierno de Río Cuarto. También se están llevando a cabo planes nacionales para la eliminación de los basurales a cielo abierto que se están llevando a cabo por todo el país. La solución se empieza a asomar por el horizonte y las organizaciones que practican la economía circular ayudan a que esto ocurra.